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La enfermedad de Alzheimer es el tipo de demencia más frecuente, una enfermedad neurodegenerativa que tiene un impacto social y familiar muy importante. Las alteraciones de la memoria acostumbran a ser el primer síntoma en la mayoría de casos y, a medida que avanza la enfermedad, aparecen síntomas que también alteran la personalidad del enfermo.

A pesar de que el Alzheimer afecta a cada persona de manera diferente, hay una serie de síntomas que aparecen progresivamente y que tienen una afectación directa al día a día de las familias:

• Confusión, colocación de cosas en lugares equívocos y pérdida del sentido de la orientación.
• Irritabilidad y cambios bruscos de humor en los que el enfermo se enfada mucho o se pone de mal humor sin ninguna razón aparente.
• Dificultad de recordar el nombre de objetos usuales y repetición de preguntas frecuentes a pesar de recibir respuesta.
• Aislamiento social, pérdida de interés y motivación para hacer las actividades que antes le gustaban.

La edad representa el principal factor de riesgo, en general, se diagnostica a personas mayores de 65 años y se calcula que afecta además de 46 millones de personas en todo el mundo. Es decir, que 1 de cada 10 personas mayores de 65 años la sufre. Disponer de un diagnóstico es muy importante, puesto que el tratamiento permite la mejora de la calidad de vida, el retraso de la progresión de la enfermedad y la prevención de los trastornos de conducta y de las complicaciones. Las intervenciones no farmacológicas, dirigidas a facilitar la adaptación al entorno social y el apoyo médico y afectivo a la persona enferma y a los cuidadores, son esenciales y se tienen que mantener durante todo el tratamiento.

Los profesionales de Atención Primaria tenemos un papel relevante en el diagnóstico y seguimiento de la dolencia. Ante los primeros síntomas es importante que consultéis con vuestro médico y/o enfermera de confianza para poder realizar el estudio pertinente (test de memoria, exploración física y pruebas complementarias). Aun así, es importante que os informéis de todas las actividades que se realicen tanto a nivel de salud como nivel social a vuestro barrio o en el CAP. Por otro lado, las asociaciones de personas afectadas y de familiares de personas con Alzheimer y otras demencias, tienen un gran papel en esta lucha para continuar avanzando hacia una mejor calidad de vida del enfermo y de su familia cuidadora.

Algunas intervenciones cognitivas se han demostrado que son efectivas en la prevención de los problemas de memoria asociados a la edad en personas mayores sanas. Por esta razón, el CAPSBE ha incluido dentro de su cartera de servicios, unos talleres de entrenamiento de la memoria (TEM) dirigidos a aquellas personas grandes que no presentan deterioro cognitivo, pero sí pérdidas o deficiencias en la memoria derivadas de un proceso de envejecimiento saludable, para prevenir futuras patologías.

El nivel de dependencia de los enfermos de Alzheimer aumenta a lo largo de la enfermedad y también afecta a las personas que les cuidan. Estas, se sienten sobrecargadas tanto por la cantidad de trabajo que esta cura significa, como por el nivel de estrés emocional que conlleva. A menudo los cuidadores se sienten desbordados por la situación, creen no estar preparados para las tareas de cuidar, sufrir tensiones y esfuerzos, se encuentran cansados y con la sensación de que su salud ha cambiado. El CAPSBE también dispone de Grupos de Cuidadores, que ayudan a la gestión de este estrés por parte de los cuidadores y donde profesionales sanitarios de nuestros centros dan apoyo para facilitar la cura.

Ante cualquier duda o sospecha, consulte con su médico o su enfermera. La detección precoz ayuda a mejorar el tratamiento y la prevención de la dolencia, así como la calidad de vida de las personas diagnosticadas y sus familiares y cuidadores.